DOBLE ANIVERSARIO
En 2024, la M-30 celebra una doble efeméride: el 50 aniversario de la inauguración, el 11 de noviembre de 1974, de los cuatro primeros tramos del tercer cinturón de Madrid, las autopistas de la Paz y del Manzanares, desde el puente de Segovia hasta la autopista de Barajas; y el 20 aniversario de la autorización, por parte del Consejo de ministros (20 de febrero de 2004) del Convenio en virtud del cual el Ministerio de Fomento cedía la titularidad de la M-30 al Ayuntamiento de Madrid.
Medio siglo después de la partida de nacimiento de la circunvalación, la M-30 se ha reafirmado como la plataforma de movilidad metropolitana más transitada de España, con 374 millones de vehículos y 486 millones de usuarios al año. Y veinte años después del traspaso, Madrid Calle 30 se ha consolidado como una sociedad de referencia en la gestión integral de la red de túneles carreteros más extensa de Europa: una arteria subterránea de 48 kilómetros, con 22 entradas y 27 salidas, que ha contribuido a vertebrar la ciudad, a eliminar brechas entre barrios y a interconectar la capital con su área de influencia.
¿QUÉ SERÍA DE MADRID SIN LA M-30?
En términos de movilidad, sin la M-30 el tráfico rodado en la almendra central de Madrid colapsaría y los patrones de circulación ‘saltarían’ literalmente por los aires, ante la imposibilidad de absorber los 32 millones de vehículos que transitan cada mes, de media, por la circunvalación, el equivalente al parque móvil de España al completo, o sea, a todos los coches matriculados que hay en nuestro país.
Además, los tiempos de desplazamiento se multiplicarían exponencialmente; la pérdida de horas de trabajo en concepto de retrasos sería inasumible; y los índices de siniestralidad se dispararían hasta porcentajes indeseables.
Y todo ello, sin necesidad de sumar otras derivadas no menos significativas como el consumo de combustible, las emisiones de CO2, la calidad del aire, el ruido, o la eliminación del efecto barrera en puntos del perímetro tan emblemáticos como la zona del río Manzanares.
En esencia, la M-30 ha permitido reducir sustancialmente la presión del automóvil sobre la almendra central, al actuar como una eficaz vía de distribución del tráfico proveniente de la corona metropolitana, evitando el paso por el viario local, el ‘callejeo’ y la regulación semafórica.
Desde el 2007, año en el que culminaron las obras de soterramiento con la apertura del túnel sur del baipás, por la M-30 han transitado 7.000 millones de vehículos y 9.000 millones de usuarios. Aproximadamente el 35% del total de trayectos se han hecho a través de la parte soterrada del Anillo.
UNA OBRA DE INGENIERÍA DE REFERENCIA
La parte soterrada del anillo de la M-30 es la obra de planeamiento urbanístico más importante que se ha llevado a cabo en Madrid en el último medio siglo, solo comparable a la ampliación y mejora de la red de Metro de la Comunidad. El ingeniero de Caminos, Canales y Puertos Manuel Melis, recientemente fallecido, que proyectó y dirigió las obras de soterramiento, dejó escrito que hay que remontarse al París de mediados del siglo XIX, bajo el reinado de Napoleón III, para encontrar el único precedente conocido en Europa de un proyecto transformador con una trascendencia asimilable a la M-30.
La reforma de la M-30 fue una obra ciclópea, de una envergadura desconocida hasta entonces, tanto por la entidad de la inversión, como por magnitud de la infraestructura: se utilizaron 3 millones de metros cuadrados de hormigón y medio millón de toneladas de acero, se movieron 12 millones y medio de metros cúbicos de tierras, se levantaron 1.750.000 m2 de pantallas y pilotes, y en la construcción del baipás sur llegaron a trabajar simultáneamente 6.000 operarios en los meses punta.
Los túneles de la M-30, entre los los 50 túneles más icónicos del mundo. La International Tunneling and Underground Space Association (ITA-AITES) acaba de incluir a los túneles de la M-30 en la prestigiosa lista de los 50 túneles más icónicos del mundo, en reconocimiento a un proyecto “que ha transformado profundamente la ciudad y la ha convertido en un referente mundial en términos de modernización y renovación urbana sostenible”.
INFRAESTRUCTURAS QUE VERTEBRAN UNA CIUDAD
La M-30 es la infraestructura metropolitana de movilidad urbana más importante de España. La longitud total del anillo (sumados todos los carriles y enlaces), eslabón fundamental de la ‘red arterial de movilidad’ de la capital de España, es comparable a un carril longitudinal de 500 kilómetros. La parte soterrada representa aproximadamente un tercio de este total.
La M-30 ha sido testigo directo y al mismo tiempo protagonista de la transformación que ha experimentado la capital y su zona de influencia en clave de planeamiento urbanístico, vertebración territorial, cohesión social, accesibilidad universal y conectividad.
La M-30 es una infraestructura estratégica, adelantada a su tiempo, pionera, testigo directo de la transformación sin precedentes que ha experimentado la ciudad de Madrid y su zona metropolitana.
Todas las grandes metrópolis europeas están ejecutando o proyectando plataformas subterráneas de movilidad, a fin de evitar que el tráfico rodado colapse en superficie. Pero muy pocas, con Madrid a la cabeza, se pusieron en marcha con la antelación debida. La mayoría están viéndose abocadas a improvisar soluciones de emergencia en tiempo récord y a un coste astronómico.
El proceso de modernización y progreso de la capital de España y su área de influencia sería inconcebible sin una plataforma de movilidad tan singular, que ha contribuido a superar brechas entre barrios, a mejorar el entorno, y a generar oportunidades para los ciudadanos y para el conjunto de nuestro tejido productivo.

EL CENTRO DE CONTROL DE TÚNELES MÁS COMPLEJO Y MEJOR DOTADO DEL MUNDO
Es el ‘cerebro’ de la M-30 desde el que se gestionan las operaciones durante las 24 horas los 365 días.
Es un interfaz hombre-máquina con tecnología de última generación, gracias a la inversión que se ha llevado a cabo en el Proyecto de automatización, que asciende a 15 millones de euros: la inversión más importante que ha acometido Madrid Calle 30 durante los últimos años, que ha sido posible gracias a la financiación comunitaria (vía Next Generation).
Los túneles de la M-30 representan un desafío en términos operacionales. Es precisamente esta complejidad la que ha impulsado la necesidad de implementar algoritmos para la gestión automática de la señalización, con el propósito de optimizar la seguridad y el flujo de vehículos.
La automatización de los procesos va a marcar un antes y un después. Hasta ahora, el factor humano acaparaba prácticamente todo el protagonismo en la gestión de emergencias. En adelante, gracias a la inteligencia artificial y a la introducción de algoritmos, será posible reemplazar los protocolos manuales por automáticos.

EQUIPAMIENTOS MÁS RELEVANTES

EL RETO DE LA EXCELENCIA OPERACIONAL
La seguridad es la primera de nuestras prioridades. Los agentes de intervención de Madrid Calle 30 son los primeros en llegar al punto en el que se registra un incidente y los últimos en marcharse una vez resuelto.
La capacidad de respuesta está garantizada gracias a una flota de un centenar de vehículos y a las 4 bases operativas emplazadas a lo largo del anillo, cuyos agentes actúan en un tiempo récord: en un tiempo medio de 5 minutos y medio llegan hasta cualquier lugar del túnel donde se registra un incidente, y en 17 minutos son capaces de resolverlo.
Con objeto de estar preparados para hacer frente a cualquier eventualidad, ponemos a prueba nuestros protocolos, realizando anualmente simulacros de emergencia, en coordinación con Policía, SAMUR y Bomberos.

Contamos con 400 profesionales que vigilan y velan por el correcto mantenimiento de los más de 100 puentes y pasarelas, así como de los 18.000 equipos instalados en la vía: profesionales altamente cualificados, entre los que se encuentran medio centenar de ingenieros, una docena de ellos, ingenieros de Caminos en los puestos de más alta gestión.